LA ORDEN Y LA EVANGELIZACIÓN HOY

Documento del Capítulo general OFM de 1991

Sel Fran XX(1991)243-250

Ofrecemos a continuación el texto original del Documento aprobado por el Capítulo general OFM de 1991 al final de sus sesiones y como conclusión de las mismas. Los materiales del Capítulo que publicamos en las páginas anteriores ayudarán a comprender mejor el significado y alcance de los contenidos de este Documento.

I. CONSIDERACIONES GENERALES

I INTRODUCCIÓN

Nosotros, hermanos menores, reunidos en San Diego para celebrar nuestro Capítulo general con ocasión del V Centenario de Ia Evangelización de las Américas, estamos convencidos de que el Evangelio y la fidelidad al carisma de san Francisco nos animan para actuar y hablar proféticamente como evangelizadores con un renovado entusiasmo, según nuestra condición de hombres consagrados en la Iglesia.

LA EVANGELIZACIÓN, RAZÓN DE SER DE LA ORDEN

En virtud de nuestra propia vocación somos una Fraternidad evangelizadora enviada a todo el mundo, como el Hijo fue enviado por el Padre (cf. Jn 17,18), para anunciar, por mandato y en nombre de la Iglesia (cf. Mensaje del Papa al Capítulo de 1991, n. 5), como menores y bajo la acción del Espíritu Santo, que el Reino de Dios está presente (cf. Mc 1,15; CC.GG. 83 y 84) y que estamos llamados a colaborar en su edificación.

Convencidos de que nuestra vocación evangelizadora es esencialmente profética, sentimos la urgencia de anunciar a Jesucristo en todo el mundo y en todas las culturas, y de denunciar todo lo que se opone al proyecto de Dios. Nuestra condición profética nos exige llevar la Buena Nueva a todos los estratos de la humanidad, y, a través de su influencia renovadora, transformarla en una nueva criatura (cf. 2 Cor 5,17).


Nuestra vocación evangelizadora se expresa de forma privilegiada cuando los hermanos, “por inspiración divina, quieren ir entre los Sarracenos y otros infieles” (2 R 12,1), para “llevar el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo a los pueblos o grupos humanos entre los que nunca se ha oído la Alegre Noticia, y ayudar en la construcción de la iglesia particular a aquellos que aceptaron el Evangelio (CC. GG. 117,2).

Estamos convencidos de que la forma franciscana de evangelización requiere el testimonio de la Fraternidad, la experiencia de Dios en la contemplación, la preparación intelectual y el discernimiento de los signos de los tiempos.

3. EL TESTIMONIO EN FRATERNIDAD

NUESTRA FORMA ORIGINAL DE EVANGELIZACIÓN

Reconocemos que la primera y principal forma de evangelización es "la proclamación silenciosa del Reino de Dios” por parte del con­junto de los hermanos (CC.GG. 89,1), peregrinos y extranjeros en este mundo” (2 R 6,1). Este testimonio evangélico compromete a toda la Fraternidad, sin distinción entre clérigos y laicos, y ubica en el centro de nuestras preocupaciones, no los métodos, ni las institucio­nes, ni las estructuras de pastoral, sino la calidad evangélica de nuestra vida. “Unidos por la misma Regla, la misma fórmula profesión, el mismo nombre y llevando el mismo hábito” (Alocución del Cardenal J. Hamer al Capítulo general, n. 6), nosotros, hermanos menores, compartimos la misma responsabilidad de pro­clamar el Evangelio, no sólo con la palabra sino también con el ejemplo, junto con toda la familia franciscana, es decir, las hermanas de la Segunda Orden, las hermanas y hermanos de la Orden Fran­ciscana Regular y Seglar y de los Institutos Seculares de inspiración franciscana (CC.GG. 55-63).

Nuestra experiencia aquí con hermanos de todo el mundo nos ha hecho caer en la cuenta con más profundidad de la universalidad del u Evangelio. La convicción de ser hermanos en la misión nos impulsa hacia una relación de interdependencia con todas las hermanas y hermanos, y, de hecho, con toda la creación. No nos queda sino concluir que esta llamada universal es una parte integrante de nuestra manera franciscana de evangelizar en nuestro tiempo.

4. CONTEMPLACIÓN Y EVANGELIZACIÓN

Nuestra vocación de apertura a todo el mundo nos pide estar disponibles a ser evangelizados por la Palabra, descubriendo su presencia a través de la oración contemplativa, la liturgia, el estudio de las Escrituras y la preocupación por toda la creación. Como dijo nuestro hermanos Juan Vaughn, “sin un arraigo en la oración y la contemplación del Dios viviente, nuestra vida se vuelve superficial, nuestra misión no da ningún fruto duradero y nuestra Fraternidad descompone” (Informe del Ministro general al Capítulo, 2.1.1.). En este Capítulo hemos comprendido que tenemos que redescubrir la dimensión contemplativa de nuestra vocación. Sin una profunda experiencia de Dios, no podremos responder adecuadamente a los que sufren en el mundo ni a las aspiraciones religiosas de toda la familia humana.

La dimensión contemplativa de nuestra vida encuentra su expresión tanto en las diversas formas de contemplación que siempre ha privilegiado nuestra Orden (CC.GG. 31,1), como en la búsqueda de formas nuevas en medio del mundo, particularmente cuando nos esforzamos por percibir las “semina Verbi” y la secreta presencia de Dios latente entre todos los hombres y mujeres de todos los pueblos, religiones y culturas (CC.GG. 93).

ESTUDIOS Y EVANGELIZACIÓN

En este Capítulo hemos recibido una nueva llamada a fundamentar nuestra evangelización en la santidad y en la sabiduría. Para responder convenientemente a esta llamada, es necesario, hoy más que nunca, promover en nuestra Orden la formación intelectual. Acogemos la exhortación que nos ha hecho el Papa Juan Pablo II de poner, fieles a la tradición de nuestra Orden, una especial atención a la formación intelectual como una exigencia de la evangelización (Mensaje del Papa al Capítulo de 1991, n. 6). Este esfuerzo de promoción es necesario tanto en las ciencias teológicas como en las filosóficas y humanas, que nos ayudan a descubrir las palabras del Señor, que son Espíritu y vida (cf. Test 13), y nos permiten comprender la problemática del hombre contemporáneo (CC.GG. 110; 166; 167).

Estamos convencidos de que una efectiva evangelización franciscana nos exige ser fieles a nuestros orígenes y, a la vez, estar atentos a las realidades del mundo de hoy. Por ello, creemos que la formación para la evangelización supone y exige que, junto con la formación intelectual, busquemos encarnarnos, mediante nuestra forma evangélica de vida, en la cultura de nuestros pueblos, para asumirla y transformarla desde las exigencias del Evangelio.


6. DISCERNIMIENTO DE LOS “SIGNA TEMPORUM”

Nuestra condición de hermanos menores nos exige estar siempre atentos a los signos de los tiempos que nos ofrece la historia de cada día (CC.GG. 4,1). Tal como nos han recordado nuestros hermanos en este Capítulo, nuevamente nos hemos percatado de cómo san Francisco fue especialmente atraído por la pobreza y humildad de Cristo. Los evangelizadores franciscanos encuentran su verdadero lugar cuando juzgan la cultura desde la perspectiva de los pobres y se ponen de parte del pobre y marginado en su lucha por la justicia y la paz (CC.GG. 68,1).

Somos testigos de las profundas contradicciones de este final del siglo xx: por una parte verificamos que hay muchos valores, como la conciencia de libertad, la aspiración a la paz, la promoción de los derechos de la persona humana, la búsqueda de un humanismo crítico, los progresos de la ciencia al servicio del hombre, las expresiones de solidaridad y el interés por promover el entendimiento entre los hombres a través de organizaciones internacionales. Por otra parte somos sensibles a un cúmulo de problemas tan serios como el del secularismo, el peligro de la desaparición de algunas culturas con la influencia considerable de los medios masivos de comunicación, in manipulación abusiva que hacen ciertas sectas religiosas de algunos grupos indefensos, el empobrecimiento de vastos sectores de la población, la pérdida del valor de la persona humana, la violencia y la muerte que se originan en determinados sistemas y estructuras de poder, el creciente armamentismo y el peligro de las armas nucleares.

Por esto estamos decididos, “juntamente con todos los hombres de buena voluntad, a instaurar una sociedad de justicia, de liberación y de paz en Cristo resucitado” (CC.GG. 92,2), y a apoyar los proyectos, movimientos u organizaciones que ayuden a desarrollar la cultura, las varias formas de reconocimiento de Dios, y las diversas iniciativas en que se promuevan los valores del Evangelio.

Esta responsabilidad frente a la historia de cada día debemos vivirla en espíritu de penitencia y en una continua búsqueda de la reconciliación entre todos los hombres, según nos exige nuestro propio carisma (CC.GG. 1,2; 32,3; 98,2).

II. PROPUESTAS CONCRETAS

A fin de comenzar a dar una respuesta a los desafíos que nos plantea la evangelización hoy, nos permitimos hacer las siguientes propuestas:


LA EVANGELIZACIÓN, RAZÓN DE SER DE LA ORDEN

7. Puesto que nuestra Orden tiene necesidad de un documento que ilumine y anime su servicio de evangelización, pedimos que en el próximo sexenio el Ministro general y el Definitorio se preocupen por elaborar una “ratio evangelizationis” para toda la Orden. Para ello proponemos, entre otros, los siguientes criterios:

tener en cuenta la experiencia de evangelización de todos los hermanos, para identificar nuestra “praxis” evangelizadora en el mundo de hoy;

elaborar los principios teológico-franciscanos que deben orientar la acción evangelizadora según nuestro carisma;

formular algunas propuestas concretas que dinamicen la acción evangelizadora de la Orden en el mundo actual; ­

consultar a todos los hermanos de la Orden, según el procedimiento que el Definitorio general establezca, para su elaboración.

8. Dada la importancia que tienen los proyectos misioneros emprendidos por la Orden en los últimos años (Proyectos África, China, Tailandia, Rusia...), pedimos al Ministro general y el Definitorio que continúen su animación y que soliciten una mayor solidaridad para ellos de parte de las Entidades de la Orden.

9. Teniendo en cuenta que la misión en Tierra Santa, encomendada por la Iglesia a la Orden, expresa de modo tan privilegiado el amor de san Francisco por la Encarnación y Pasión de Jesucristo, y presenta un contexto socio-religioso particularmente favorable para desarrollar nuestra tarea de reconciliación y de paz, pedimos que todas las Entidades de la Orden incrementen el interés por ella, aún enviando hermanos para que presten allí sus servicios (cf. CC.GG. 122-125).

10. Siendo la evangelización misionera una expresión privilegiada de nuestra vocación franciscana, recomendamos a las Conferencias de la Orden que asuman responsabilidades concretas en los proyectos misioneros que ya existen en la Orden. Con esto se podría hacer frente al problema de escasez de personal y se favorecerla la animación misionera en las Provincias.

VIDA FRATERNA Y EVANGELIZACIÓN

11. A fin de propiciar una mayor colaboración fraterna entre las Entidades de la Orden, pedimos al Definitorio general que indique, de acuerdo con las Conferencias interesadas, soluciones prácticas para realizar trabajos de evangelización en común y solicite una más intensa colaboración en este sentido de las Provincias limítrofes.

12. Puesto que la evangelización nos ha sido confiada en cuanto Fraternidad, pedimos a los hermanos de todas las Entidades de la Orden una especial preocupación a fin de que toda actividad evangelizadora sea llevada responsablemente por todos los hermanos que conforman la Fraternidad local (cf. CC.GG. 42,2).

13. Dado que nuestras Fraternidades en cuanto tales tienen una función evangelizadora en cualquier lugar en que se encuentren, proponemos a los Ministros provinciales y a los Definitorios que se preocupen porque cada una de ellas esté compuesta por un número tal de hermanos que se haga significativo su carácter de Fraternidad.

CONTEMPLACIÓN Y EVANGELIZACIÓN

14. Proponemos que el Ministro general y el Definitorio constituyan una comisión internacional de expertos para estudiar la dimensión contemplativa franciscana en relación con la evangelización. El resultado de este estudio podría servir como instrumento de trabajo para uno de los temas del Consejo plenario de la Orden.

15. Para fomentar una mayor interiorización de nuestra tarea evangelizadora como Fraternidad, cada Entidad de la Orden procure organizar retiros comunitarios basados en los artículos de nuestras Constituciones y Estatutos que tratan sobre evangelización y fraternidad.

16. En vista del próximo VIII Centenario del nacimiento de santa Clara, y teniendo en cuenta el papel de la vida contemplativa de la Segunda Orden en nuestra evangelización, proponemos que en nuestras Provincias se profundice y difunda la espiritualidad de santa Clara, y que se facilite la fundación de nuevos monasterios, particularmente en tierras de misión (cf. CC.GG. 56 y 57).

ESTUDIOS Y EVANGELIZACIÓN

17. Atendiendo a la urgente llamada que nos ha hecho el Papa sobre la importancia de los estudios para la evangelización, pedimos al Definitorio general que en la elaboración de la “ratio studiorum para toda la Orden (cf. EE.GG. 98,1) tenga en cuenta, entre otros, los siguientes criterios:

la consulta a todas las Entidades de la Orden;

una información sobre las instituciones culturales y las otras iniciativas intelectuales que hay en la Orden;


un encuentro de representantes de nuestros Institutos de estudios superiores.

18. Para asegurar una mejor formación de los jóvenes hermanos y el trabajo intelectual de los hermanos profesores en la Orden, encarecemos a las Conferencias que estudien las posibilidades con­cretas de coordinar y de promover los Institutos teológicos y de otra índole que existen en ellas.

19. A fin de aprovechar mejor e incrementar los recursos cultu­rales que actualmente posee la Orden, pedimos al Definitorio general y a las Conferencias que promuevan la cooperación entre nuestros Institutos de estudios superiores y otros Institutos de la Familia franciscana. Esta cooperación deberla hacerse tanto a nivel de profe­sores como de estudiantes, y extenderse al intercambio de revistas, artículos y otras contribuciones científicas.

FORMACIÓN PERMANENTE Y EVANGELIZACIÓN

20. Para definir mejor las necesidades de la formación perma­nente y para intercambiar ideas y experiencias sobre la misma, proponemos que el Secretariado para la Formación y los Estudios organice un congreso internacional de los moderadores de la forma­ción permanente.

21. Por la razón anterior, invitamos a que cada Conferencia promueva programas comunes de formación permanente, si es posi­ble con otras Entidades de la Familia franciscana, sobre todo en el aspecto de la formación intelectual franciscana.

22. “Los formadores deben desarrollar un papel decisivo en la construcción del futuro de las Provincias y de la Orden” (Congreso de Formadores, Asís 1990). Según esto, cada Entidad debe considerar prioritaria su responsabilidad en la formación de los formadores, aunque ello implique la limitación de algunas actividades.

“SIGNA TEMPORUM” Y EVANGELIZACIÓN

Conscientes de las exigencias que nos plantea el discernimiento de los signos de los tiempos, proponemos:

23. Que los Ministros provinciales con los Definitorios provean a un discernimiento de las actividades tradicionales de evangelización de sus Provincias, en función de los nuevos desafíos y buscando nuevos campos y formas de servicio y de evangelización, con la preocupación de formar a los hermanos para ello.


24. Que en las Entidades donde existen culturas locales bien definidas, los Ministros provinciales y los Definitorios estén atentos a favorecer un discernimiento sobre su servicio de evangelización estas culturas y a que se elabore un proyecto de evangelización en función de ellas.

25. Que en los países donde se nota una especial presencia de otras religiones, las Provincias se preocupen por revisar las formas de diálogo interreligioso y buscar nuevas iniciativas de acercamiento dentro del espíritu del capítulo 16 de la Regla no bulada y de hi Jornada de Paz de Asís.

26. Que el Definitorio general de la Orden anime y sostenga el s. vicio de los hermanos y de las Entidades en los territorios de mayo islámica y en otros países donde es significativa su presencia, que les ayude a continuar su testimonio evangélico en estos lugares, según el ejemplo de san Francisco, y que apoye la Comisión para el Islam.

27. Que las Entidades de la Orden examinen los pasos concretos que han dado y han de darse en su opción por los pobres, en compromiso por una sociedad de justicia y paz y en su respeto por la creación. Esto es especialmente válido en la búsqueda de soluciones a

problemas tales como la deuda externa de los países más pobres, la opresión de los más débiles, la violencia, el desprecio de la vida humana y el uso indiscriminado de los bienes de la creación.

28. Que las Entidades de la Orden examinen su servicio evangelizador desde el punto de vista de su colaboración con las organizaciones de mujeres y de hombres, particularmente cuando este servicio se realiza entre las minorías étnicas y las mayorías oprimidas. Procuren estas mismas Entidades reforzar cada vez más su compromiso con ellas.

CONCLUSIÓN

29. Hermanos, a partir de los informes de las diferentes Conferencias de la Orden y del informe del Ministro general, hemos Com­prendido que muchos hermanos de nuestra Fraternidad ya han captado la llamada a la forma franciscana de evangelizar. Inspirados por su ejemplo y reconociendo que algo especial está sucediendo en medio de nosotros, sentimos la invitación del Espíritu a profundizar y v dilatar nuestra vida evangélica. Este evangelismo profético conlleva una gran novedad: a través de sus componentes esenciales de testi­monio de fraternidad, de vida de contemplación, de búsqueda de la sabiduría y de discernimiento de los signos de los tiempos, Dios nos está lanzando un desafío para este tiempo.

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